martes, 30 de agosto de 2011

El Primer Pergamino Sagrado

Hace un tiempo lei un libro maravilloso del que aprendi unas cuantas cosas muy utiles , al final del libro a manera de conclusión el tesoro que encuentra la princesa protagosnista es esto que les quiero compartir.




 El Primer Pergamino Sagrado


Creemos que estas verdades son evidentes...
Aunque muchas veces no lo son.

I 
Somos, ante todo, criaturas del universo:
completas, bellas y perfectas en cada detalle, 
siguiendo los deseos del infinito. 
Así pues, nos merecemos por derecho natural 
ser amados y respetados, y es nuestro deber no 
aceptar nada más. 

—Y nunca lo volveré a hacer —afirmó la princesa miran­do fijamente a Doc y a la bruja que asentían con la cabeza—. Esto debería haber estado en el Código Real de Sentimientos y Conducta de Princesas que había colgado en la pared de mi habitación y que me guió todos los años de mi infancia.
Bajó la vista y continuó leyendo:

II
Así como todo el océano puede verse en una 
gota de agua, también nosotros somos la 
esencia de la vida. Al igual que la marea 
sube y baja, también nosotros nos movemos 
con el flujo de la vida, aceptando que la 
única constante es el cambio y que todo es 
como tiene que ser, aunque muchas veces 
no sepamos por qué.

—Este tema del mar me recuerda a Dolly —dijo la prin­cesa—, que me enseñó todo lo que debía saber sobre el mar, y con quien aprendí a relajarme y a dejarme llevar por la corriente, en vez de luchar contra ella. ¡Ojalá pudiera estar aquí!, ¡cuánto habría disfrutado con todo esto!

III 
En los brazos de la debilidad está la fuerza, 
ansiosa de poder salir. En las garras del 
dolor, el placer que espera su momento. Y 
en un camino lleno de obstáculos, la oportunidad 
que se presenta con ellos. Esto es lo que nos 
brindan estos maestros en nuestras vidas y 
debemos de estarles eternamente agradecidos. 

De repente, la princesa cayó en la cuenta:
—Nunca pensé que el dolor causado por el príncipe fuera mi maestro, pero supongo que todo lo que he aprendido ha sido gracias a él.
—Recuerda que algunas de las lecciones más valiosas se aprenden cuando el dolor es más intenso, —contestó Doc. La princesa suspiró y prosiguió con la lectura:

IV
Formamos parte de un gran plan 
que no depende de nosotros.
Todos tenemos un lugar reservado 
en este gran proyecto y una razón para existir. 

La princesa siguió leyendo pero comenzó a sentir un hor­migueo en las manos y los pies, y empezó a notar también en su pecho un gran calor. En realidad, nunca se había sentido así.
La bruja puso la mano en su hombro y dijo:
—Todo está bien, cariño. Lo que sientes es el reflejo de lo que estás pensando y creyendo.
Muy raro le resultó a la princesa que la bruja pudiera saber lo que sentía sin haberle dicho nada antes, aunque intentó olvidarlo para centrar su atención de nuevo en el per­gamino:




V
La experiencia no es siempre la verdad, pues 
aparece coloreada por los ojos de quien la ve. 
Sólo en el silencio de nuestra mente podremos 
oír la verdad. La dulce voz que le habla a 
nuestro corazón igual que un susurro, es la 
voz del Creador que despierta dentro de 
nosotros para que seamos conscientes de lo 
que somos en realidad, de lo que se espera
que hagamos y de todo lo que ya sabemos. 

La princesa se acordó del momento en el que la dulce voz del infinito le habló a su corazón y pensó en todo lo que había sentido mientras la oía. Poco a poco, el hormigueo de las ma­nos y de los brazos fue aumentando y el calor de su pecho comenzó a extenderse por todo el cuerpo. Ahuecó las manos junto a la boca y le dijo susurrando a la bruja:
—Disculpa, pero me estoy sintiendo algo rara y no lo entiendo. El pergamino es precioso pero parece demasiado simple y obvio... quiero decir que algunas de las cosas que dice ya las sé.
—Saber la verdad no basta —le volvió a decir susurran­do la bruja—, la debes sentir como una parte de ti para que haga efecto su magia.
—¿Eso es lo que me está pasando?, ¿la verdad se está con­virtiendo en una parte de mí?
—La verdad siempre ha formado parte de ti aunque no te dieras cuenta.
—Y ahora que voy siendo más consciente de ello, ¿podré hacer aparecer nubes de humo blanco como tú?, —le pregun­tó la princesa en un tono infantil.
—No habrá humo blanco, cariño, aunque sí magia. Pronto sabrás a lo que me refiero pero, por ahora, sigue leyen­do.

VI 
Cada momento nuevo es un banquete de 
infinitas posibilidades. Cada día es una 
exquisita fruta que espera ser escogida. 
Una y otra vez, debemos recoger la cosecha, 
comer hasta saciarnos sin derrochar, pues 
muy preciado es lo que tenemos ante nosotros.
Y todo lo que es muy pronto será pasado. 

—Aunque todo lo que es y lo que fue, es uno, —inte­rrumpió la bruja.
La princesa dejó de leer y levantó la vista hacia ella, algo perpleja.
—Lo siento —dijo la bruja a modo de disculpa—, no pretendía interrumpirte. De todas formas, ya trataremos esta cuestión en otro momento así que, por favor, continúa, cariño.

VII 
Cuando caminamos por el camino de 
la Verdad, sentimos cómo fluye dentro 
de nosotros la belleza y la perfección de todo 
lo que somos, de lo que son los demás y 
del universo. Hemos elegido el camino de 
la ternura, de la amabilidad, de la compasión, 
de la aceptación y del aprecio. Nuestra 
mente se llena con todas estas cosas y tal 
plenitud crea amor en nuestro corazón que, 
a su vez, trae el amor a nuestra vida. 
VIII 
Cuando seguimos por el camino de la 
Verdad somos conscientes también de que 
lo que ocurre en nuestro interior es mucho 
más importante que lo que hemos dejado 
atrás o lo que ven nuestros ojos. Pues lo 
que sentimos en nuestro interior es nuestro 
mayor tesoro, la grandeza del universo 
en sí mismo.

La princesa que creia en los cuentos de hadas.

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