martes, 4 de octubre de 2011

4 de Octubre DÍa mundial de proteccion de animales

Desde hace 78 años, el mes de octubre es especialmente importante para el Reino Animal no humano porque precisamente el día 4, como hoy, se celebra el DÍA MUNDIAL DE LOS ANIMALES, festejo que data de 1929, año durante el cual protectores de animales de todo el mundo se reunieron en Viena, Austria, para llevar a cabo un congreso que les permitiera intercambiar conocimientos y experiencias.
Pues bien a ya 78 años de la declaración mundial de este día se sigue teniendo el mismo trabajo entre los protectores ya que al parecer a la mayoria de los animales les cuesta mucho trabajo hacerse a la idea de tener que cuidar y respetar a los animales, pues aún se creen la especie superior.

¡Satán representa al hombre como un animal más, algunas veces mejor, más a menudo peor que los que caminan en cuatro patas, y debido a su "divino desarrollo intelectual y espiritual" se ha convertido en el animal más vicioso de todos! -Lavey



¿Qué somos realmente nosotros mismos?
DEFINICIÓN SER HUMANO: El ser humano constituye desde el punto de vista biológico una especie animal bajo la denominación científica de Homo sapiens (del latín Homo=hombre, sapiens=sabio) y pertenece a la familia Hominidae.
El hombre es ante todo, un animal y presenta todas las características del animal. Es un organismo, tiene órganos sensibles, crece, se nutre y mueve; posee poderosos instintos: el de conservación y de lucha, el sexual y otros, exactamente como los demás animales.

Si comparamos al hombre con los otros animales superiores, vemos con toda certeza que forma una especie entre las otras especies animales. Es verdad que los poetas han exaltado a menudo los sentimientos humanos con lenguaje maravilloso. Sin embargo, yo conozco algunos perros cuyos sentimientos me parecen más bellos y más profundos que los de muchos hombres.

Acaso no sea muy agradable, pero hay que confesar que pertenecemos a la misma familia. Los perros y las vacas son algo así como nuestros hermanos y hermanas menores. Para pensar así, no tenemos por qué acudir a las sabias teorías sobre la evolución de las especies, según las cuales el hombre vendría no ciertamente de un mono, como de ordinario se dice, pero sí de un animal.

Es, sin embargo, un animal raro. El hombre tiene muchas cosas que o no las hallamos en absoluto en los otros animales o sólo quedan en huellas insignificantes. Lo que aquí sorprende sobre todo es que, desde el punto de vista biológico, el hombre no tendría derecho alguno a imponerse así a todo el mundo animal, a dominarlo como lo domina y aprovecharse de él como el más poderoso caprichoso de la naturaleza.

El hombre es, en efecto, un animal mal dotado. Vista débil, apenas olfato, oído inferior: tales son ciertamente sus características. Armas naturales, por ejemplo, uñas, le faltan casi completamente. Su fuerza es insignificante. No puede correr velozmente ni nadar.

Por añadidura, está desnudo y muere mucho más fácilmente que la mayoría de los animales de frío, calor y accidentes parejos. Biológicamente, el hombre no tendría derecho a la existencia. Hace tiempo debiera haberse extinguido, como otras especies animales mal dotadas.

Y, sin embargo, no ha sucedido así. El hombre es dueño de la naturaleza. Él ha extirpado sencillamente una larga serie de animales peligrosísimos; otras especies las ha cautivado y convertido en criados domésticos. Él ha cambiado la faz de la tierra. Basta, en efecto, contemplar la superficie terrestre desde un avión o desde una montaña para ver cómo todo lo combina, arregla y cambia.

Ahora empieza a pensar en los viajes al mundo exterior, fuera de la tierra. No cabe hablar de extinción de la raza humana. Lo que se teme más bien es que se multiplique con exceso.

Ahora bien, ¿cómo es posible esto? Todos conocemos la respuesta: por la razón. El hombre, con toda su debilidad, posee un arma terrible: la inteligencia.

Es incomparablemente más inteligente que ningún otro animal, aun el más alto de la escala zoológica. Cierto que hallamos también vislumbres de inteligencia en los monos, gatos y elefantes. Pero son insignificancias al lado de lo que posee el hombre, aun el más sencillo. Esto explica su triunfo sobre la tierra.

Mas esto es una respuesta provisional y superficial. El hombre no sólo parece tener más inteligencia que los otros animales, sino también otra especie de inteligencia, o como se la quiera llamar. Así se ve por el hecho de que el hombre, y sólo él, ostenta una serie de cualidades completamente particulares.

Las más notables son las cinco siguientes: la técnica, la tradición, el progreso, la capacidad de pensar de modo totalmente distinto que los otros animales y, finamente, la reflexión.

La técnica primeramente. La técnica consiste esencialmente en que el hombre se sirve de ciertos instrumentos producidos por él mismo. También algunos animales hacen algo parecido. Un mono, por ejemplo, tendrá gusto en usar un bastón. Pero la producción, con miras a un fin, de instrumentos complicados con largo y paciente trabajo es típicamente humana.

Pero la técnica no es, con mucho, la única rareza del hombre. La técnica misma no hubiera podido desenvolverse si el hombre no fuera, a la par, un animal social, y social en un sentido absolutamente especial de la palabra.

Conocemos ciertamente otros animales sociales. Las termitas y las hormigas, por ejemplo, poseen una maravillosa organización social. Pero el hombre es social de otro modo. Forma, en efecto, la sociedad por la tradición. Ésta no le es ingénita, ni tiene nada que ver con sus instintos: la aprende. Y el hombre puede aprender la tradición porque posee, como no posee ningún otro animal, un lenguaje muy complicado. La tradición sola hubiera bastado para distinguir fuertemente al hombre del resto de los animales.

Gracias a la tradición, el hombre es progresivo. Aprende más y más. Y aprende no sólo un individuo -esto acontece también entre los otros animales- sino la sociedad, la humanidad. El hombre es inventivo. Mientras los otros animales transmiten rígidamente su saber de generación a generación, entre nosotros una generación sabe o, por lo menos, puede saber más que la precedente.
Parece, sin embargo, que todo esto: la técnica, la tradición, el progreso, dependen de una cuarta cualidad, a saber, la peculiar capacidad que posee el hombre de pensar de distinta manera que el resto de los animales.

Dados los siguientes argumentos puedo decir que la idea de creer que somos los seres más superiores en la tierra es tan estupida como pensar que estamos solos en el inmenso universo.
Podremos ser quiza más inteligentes que los animales, quiza pero hay cosas que me hacen pensar que en verdad no tanto.
Puede ser inteligente un torero que siendo "inteligente y racional", se avienta al ruedo a enfrentara un toro furioso?????
Puede ser inteligente aquel humano que mata focas por diversión y "tracidion"???
Por lo tanto hagamos conciencia, los animales son seres vivos con un cuerpo y funciones organicas como nosotros, compartimos un planeta, y en ocasiones son nuestros compañeros que nos acompañan fielmente en esos días de soledad.
Haz conciencia, cuida y respeta a los animales.

HE DICHO

Esta entrada esta dedicada a mi gato que me acompaño durante tres años y lamentablemente murio hace 3 dias.

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